Visita Inesperada
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Visita Inesperada
Ya era un lindo atardecer, el que se podía ver a lo lejos de las llanuras en las cuales se alzaban piedras de todos los tamaños que por lo general tenían algún escrito. Algunas palabras que les gustarían quedar plasmadas para la eternidad así mismo como los recuerdos de las personas que estaban ahí por el fin de los tiempos.
A lo lejos, se escuchaba un zumbido y de la nada, poco a poco comenzó a aparecer un agujero de color negro, pero más que aquel agujero que podía tragárselo todo, era más un portal del cual salieron dos chicas. Una eriza alta de color azul y dos grandes trenzas en su cabello color celeste que llegaban casi al suelo y una chica púrpura de dos coletas que tenía un hermoso degradé en su cabello de tonos celestes a los azules más oscuros. Ambas chicas tenían un parecido más que notorio.
Raziel... Eres la única persona, además de mí, que sabe el por qué de mis visitas
Madre, ¿Aquí están mis abuelos?
Madre e hija estaban en lo que se podría llamar un cementerio de aquellas personas tan adorables que en algún momento estuvieron junto a ellas, aquellos que nunca olvidarían sin importar los años que pasaran, sin importar el tiempo que ellos estuvieran lejos, el recuerdo tan marcado en su memoria, pero por sobre todo, en su corazón, no los abandonaría jamás.
La eriza más alta le hizo un gesto a la pequeña para que le acompañara y así lo hizo la pequeña de color púrpura. Ambas caminaron por unos minutos, en un increíble silencio de ultratumba. Incluso, como pocas veces, la chica observaba como su madre daba pasos calmos y cortos, no como el usual correr que solía llevar.
Aquí... Aquí están los científicos Joshua y Saphire Arcaciel, tus abuelos.
¿Mamá no ha venido aquí?
Jamás, este es un lugar muy íntimo para mí, ni siquiera se lo he enseñado a tu madre, por todos los años que compartimos juntas.
¿Por qué?
Porque de lo contrario, ella me encontraría después de cada discusión, por que ya sabría el lugar al cual vengo para escapar de nuestras discusiones. -Le respondió con una media sonrisa, intentando parecer divertida con aquella escusa tan infantil que le estaba explicando- Pero quizás.... Sólo quizás, este lugar pueda significar un relajo para tí, incluso cuando yo no esté.
Mamá, lo haces sonar mal.
La pequeña se volteó levemente y se agachó con cuidado, cargando el peso de su cuerpo sobre sus tobillos, para así poder quedar a la altura de las lápidas que se supone, era de sus abuelos. Siempre le preguntaba a su madre del porqué ella no tenía abuelos e incluso, del como habían partido del mundo terrenal, pero desde tiempos inmemoriales, que la eriza de color azul, evadía el tema sin contarle la verdad. ¿Será que ella no confía en mi?
Soy su mejor experimento. Me pudieron dar una séptima de manera artificial que en mi cuerpo... Funciona de casi manera natural, heredé los problemas al corazón de papá y los penetrantes ojos de mi madre. Pero no tuve el valor de explicarles que la séptima que tenía me estaba destrozando por dentro.
¿Si eran científicos.... No deberían de haberlo visto en las pruebas que te hacían?
Deberían, en cierta parte. Pero a medida que lo fui notando, siempre encontraba alguna manera de evadirlos, es por eso que no me sorprende que seas tan buena para escabullirte de nosotras en casa. -Dejó salir una leve risa, mientras miraba con los ojos un poco más entrecerrados las lápidas al igual que su hija.- Pero como estábamos en Axxes, me gané la confianza de Magnus, le ofrecí mi fuerza a cambio de que me proporcionara ayuda médica y ese fue nuestro pacto. Tus abuelos fallecieron en el entretanto y luego pasé al cuidado constante de tu tía Kerrigan y Roman.
¿Y Mamá?
Bueno, ella aprendió a cocinar para mí. Bocados altos en proteínas, fibras, grasa.... Todo alto para que no tuviera que depender de muchos bocados, por eso me la paso entrenando, por que literal, todo es alto en esas recetas.
La chica púrpura no dijo nada esta vez, guardó silencio mientras continuaba mirando las lápidas. Por alguna razón luego de unos minutos, sintió la necesidad de pasar levemente sus pulgares por la lápida de quién sería su abuelo, la eriza miró en silencio la acción.
Cuando te vayas, ¿Quieres que te traiga aquí?
La eriza abrió levemente los ojos, pero no demasiado como para decir a ciencia cierta que era alguna idea descabellada, la verdad, era lo que intentaba decirle toda la tarde, pero como siempre, Raziel, sabía muy bien para dónde siempre se direccionaban las cosas, demasiado.... Perspicaz.
Denyu se agachó junto a su hija y le abrazó levemente por el hombro con su brazo derecho y la atrajo para sí.
Por favor.
A lo lejos, se escuchaba un zumbido y de la nada, poco a poco comenzó a aparecer un agujero de color negro, pero más que aquel agujero que podía tragárselo todo, era más un portal del cual salieron dos chicas. Una eriza alta de color azul y dos grandes trenzas en su cabello color celeste que llegaban casi al suelo y una chica púrpura de dos coletas que tenía un hermoso degradé en su cabello de tonos celestes a los azules más oscuros. Ambas chicas tenían un parecido más que notorio.
Raziel... Eres la única persona, además de mí, que sabe el por qué de mis visitas
Madre, ¿Aquí están mis abuelos?
Madre e hija estaban en lo que se podría llamar un cementerio de aquellas personas tan adorables que en algún momento estuvieron junto a ellas, aquellos que nunca olvidarían sin importar los años que pasaran, sin importar el tiempo que ellos estuvieran lejos, el recuerdo tan marcado en su memoria, pero por sobre todo, en su corazón, no los abandonaría jamás.
La eriza más alta le hizo un gesto a la pequeña para que le acompañara y así lo hizo la pequeña de color púrpura. Ambas caminaron por unos minutos, en un increíble silencio de ultratumba. Incluso, como pocas veces, la chica observaba como su madre daba pasos calmos y cortos, no como el usual correr que solía llevar.
Aquí... Aquí están los científicos Joshua y Saphire Arcaciel, tus abuelos.
¿Mamá no ha venido aquí?
Jamás, este es un lugar muy íntimo para mí, ni siquiera se lo he enseñado a tu madre, por todos los años que compartimos juntas.
¿Por qué?
Porque de lo contrario, ella me encontraría después de cada discusión, por que ya sabría el lugar al cual vengo para escapar de nuestras discusiones. -Le respondió con una media sonrisa, intentando parecer divertida con aquella escusa tan infantil que le estaba explicando- Pero quizás.... Sólo quizás, este lugar pueda significar un relajo para tí, incluso cuando yo no esté.
Mamá, lo haces sonar mal.
La pequeña se volteó levemente y se agachó con cuidado, cargando el peso de su cuerpo sobre sus tobillos, para así poder quedar a la altura de las lápidas que se supone, era de sus abuelos. Siempre le preguntaba a su madre del porqué ella no tenía abuelos e incluso, del como habían partido del mundo terrenal, pero desde tiempos inmemoriales, que la eriza de color azul, evadía el tema sin contarle la verdad. ¿Será que ella no confía en mi?
Soy su mejor experimento. Me pudieron dar una séptima de manera artificial que en mi cuerpo... Funciona de casi manera natural, heredé los problemas al corazón de papá y los penetrantes ojos de mi madre. Pero no tuve el valor de explicarles que la séptima que tenía me estaba destrozando por dentro.
¿Si eran científicos.... No deberían de haberlo visto en las pruebas que te hacían?
Deberían, en cierta parte. Pero a medida que lo fui notando, siempre encontraba alguna manera de evadirlos, es por eso que no me sorprende que seas tan buena para escabullirte de nosotras en casa. -Dejó salir una leve risa, mientras miraba con los ojos un poco más entrecerrados las lápidas al igual que su hija.- Pero como estábamos en Axxes, me gané la confianza de Magnus, le ofrecí mi fuerza a cambio de que me proporcionara ayuda médica y ese fue nuestro pacto. Tus abuelos fallecieron en el entretanto y luego pasé al cuidado constante de tu tía Kerrigan y Roman.
¿Y Mamá?
Bueno, ella aprendió a cocinar para mí. Bocados altos en proteínas, fibras, grasa.... Todo alto para que no tuviera que depender de muchos bocados, por eso me la paso entrenando, por que literal, todo es alto en esas recetas.
La chica púrpura no dijo nada esta vez, guardó silencio mientras continuaba mirando las lápidas. Por alguna razón luego de unos minutos, sintió la necesidad de pasar levemente sus pulgares por la lápida de quién sería su abuelo, la eriza miró en silencio la acción.
Cuando te vayas, ¿Quieres que te traiga aquí?
La eriza abrió levemente los ojos, pero no demasiado como para decir a ciencia cierta que era alguna idea descabellada, la verdad, era lo que intentaba decirle toda la tarde, pero como siempre, Raziel, sabía muy bien para dónde siempre se direccionaban las cosas, demasiado.... Perspicaz.
Denyu se agachó junto a su hija y le abrazó levemente por el hombro con su brazo derecho y la atrajo para sí.
Por favor.
Denyu- Interesado
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Vie Jul 14, 2023 12:50 pm por Momo The Valkyrie Cat
» que ay de nuevo chicos?
Vie Ene 06, 2023 11:11 am por manuel
» Meet the purple team:Tomo 2 Soldier!
Lun Dic 28, 2020 12:05 am por neko girl
» El foro es mio! MUAJAJAJAJA
Dom Jul 26, 2020 1:19 pm por manuel
» Visita Inesperada
Vie Ene 03, 2020 8:55 pm por Denyu
» Holaaaa soy nueo xD!
Jue Oct 31, 2019 9:43 pm por Fran12
» Simplemente ma mató la curiosidad
Sáb Oct 26, 2019 9:01 pm por manuel
» solo hola
Mar Dic 25, 2018 3:56 am por manuel
» desperfectos de tonos de colores en la pagina.
Dom Nov 25, 2018 10:43 am por neko girl